miércoles, 18 de junio de 2008

Un mundo de Cabezas

"Aprende de los errores de otros porque quizás no te alcance la vida para cometerlos todos..." recuerdo haber leído en algún artículo sobre proverbios de diferentes culturas. Inicialmente sonreí pero luego me dí cuenta que es de sabios aprender no sólo de los golpes que la vida nos da a nosotros sino de los que le da a otras personas también. De allí obtuve gran parte de mi filosofía personal de observar a los demás y en vez de criticarlos, preguntarme yo mismo ¿Cómo lo haría yo mejor?


Con el transcurrir del tiempo, he descubierto que el ser humano obtiene lo que consideramos problemas por su propia actitud frente a la vida, y es que pareciese que andamos de cabezas por la vida. De cabezas digo porque buscamos lo que queremos pero lo hacemos de una forma equivocada y egoísta obteniendo resultados exactamente opuestos a lo que en realidad queríamos.


Si, si, ya sé que suena anticuado y hasta muy estratosférico lo que estoy tratando de decir y trataré de ser un poco más claro en mi argumento. He notado que en muchas ocasiones en una relación bilateral se espera que la otra parte cumpla primero, es decir, que siempre se esperará que la otra persona sea quien de el primer paso. Pero adivine qué. Existe una ley Universal e inquebrantable que dice que de lo que damos, eso mismo recibimos, así que cuando nuestra apatía crece y se hace más y más arrogante, recibimos exactamente lo mismo de la otra parte que a su vez se siente afectada. Los parasicólogos lo denominan "Karma", Jesús lo citó diciendo que "Todo lo que siembras, eso también cosecharás" y Newton le puso desde una perspectiva más científica en su tercera Ley diciendo que "A toda acción existe una reacción de igual magnitud y en sentido opuesto".


Todos en algún momento estoy seguro que nos hemos encontrado con alguna de estas frases, que no son un secreto para nadie pero que al parecer no cumplen su objetivo final porque se quedan únicamente en eso, en una simple cita teórica que se escucha bonito en boca de quien decida utilizarla en su discurso pero, en la vida práctica seguimos cometiendo el mismo error y obteniendo exactamente el resultado opuesto al que buscamos.


Que os parece si aprobáis ahora mi sugerencia y hacéis de vuestra vida una fábrica de obras bienhechoras para que comprobéis con vuestros propios ojos lo bien que puede sentirse el hacer bien para recibir el bien de los demás y un poquito más. Creedme solo esta vez y si os miento entonces exiliadme y confinadme al destierro de las letras, arrebatadme mi derecho a expresaros lo que pienso y murmurad con justa causa en contra mía...


¡Que el mundo anda de cabezas os juro!, y no porque deba ser así sino porque es más fácil responder al instinto con instinto y no con el intelecto del pensamiento ilustre que os fue otorgado como herencia. Aprended a dar sin temor, y aun cuando las fuerzas os abandonen seguid dando porque bien paga el mundo a quien aprende a dar antes de pedir, y recibiréis no solo lo que dais y lo que buscabais sino también lo que no estaba en vuestros planes recibir...